Ciudad Suprema no es un lugar: es un pulso.
El latido profundo de la gran ciudad cuando cae la noche y el poder camina sin pedir permiso.
Abre con una frescura firme y elegante, como el primer paso sobre el asfalto limpio al amanecer. Luego emerge un corazón urbano, especiado y moderno, donde el acero, la ambición y la determinación se entrelazan con una sensualidad sobria. El fondo es sólido y persistente: maderas profundas, notas cálidas y una estela que permanece como un apellido bien ganado.
Ciudad Suprema representa al hombre —o al espíritu— que domina su entorno sin alzar la voz. Tradición y futuro conviven en equilibrio: respeto por lo construido, mirada fija hacia lo que viene. No busca aprobación; impone presencia.
Es una fragancia de autoridad serena.
De calles recorridas con propósito.
De imperios personales levantados paso a paso.
El Creador – Ciudad Suprema
Poder que deja huellas.
